Agua de la Reina Isabel de Hungría
Historia y Propiedades de esta maravillosa agua
Cuenta una leyenda que la Reina Isabel de Hungría, estaba muy afectada por los dolores reumáticos. Tenía 72 años, había enviudado y deseaba contraer segundas nupcias. Entonces conoció a un ermitaño (boticario), portador de una receta maravillosa que prometía curar todos sus males y devolverle la belleza y la juventud perdidas. La reina confió en él, siguió el tratamiento que le prescribió el ermitaño y que logró devolverle la salud. Se dice que la Reina rejuveneció y que muchas otras damas de cierta edad comenzaron a utilizar el preparado, bajo el nombre de: Agua de la Reina Isabel de Hungría, para así eliminar las arrugas y mantener la lozanía de la piel. Muchos afirman que fue tal el cambio de estado de la reina que el rey de Polonia la pidió en matrimonio; pero ella, por amor a Dios, rehusó la propuesta, ya que, según creía, había sido el mismo Señor quien le había enviado el elíxir tan maravilloso.
Esta agua tenía fama de disminuir los efectos de la parálisis por gota al mismo tiempo que un tónico sobre la piel.
Las propiedades del Agua de Hungría son innumerables, como que favorece la circulación sanguínea, estimula, depura y drena la piel rejuveneciéndola. Es un excelente tónico para la piel, es un desodorante suave y un buen complemento en tratamientos de adelgazamiento y reafirmantes.
El Agua de la Reina Isabel se puede utilizar después de la ducha, con la piel ligeramente húmeda, antes de aplicar cualquier aceite o crema. Es un excelente preparador de la piel y favorece la penetración del aceite o crema que aplicaremos después, ampliando su efectividad.
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